En la carretera…
Muy lejos de pretender explicar la doctrina, con humildad comparto mi relato de hoy…
Nuestro hijo menor recibirá mañana la Eucaristía por primera vez. Así que, nos dirigimos camino a su primera confesión…
Normal sentir temor. Normal cuestionarse, pero, ¿para que? Normal resistirnos. Normal para mí tambalear en el ¿cómo le explico? Preguntarme yo ¿por qué lo hago?
Antes de salir de la casa lo escuché cantando “Solo le pido a Dios”, y le pregunto “¿Esa es la canción que van a cantar en la graduación?”, (porque también tenemos actividad de la escuela el domingo😬).
Su respuesta: “No. Es otro grupo que la va a cantar, pero me gusta esta canción!”
Así que, mientras profundizamos en el temor inevitable ante la confesión, vamos cantando a grito pela’o con Mercedes Sosa (por supuesto), aquello que le pedimos a Dios…
¡Y no puedo evitar pensar la maravilla que es el regalo de esta canción en este preciso momento!
“Solo le pidió a Dios que la reseca muerte no me encuentre vacía y sola, sin haber hecho lo suficiente”
Creo que confesar nuestras faltas en un total acto de humildad, cobra aún más valor en estos días, cuándo pesa tanto más el reconocimiento del éxito…
Lograr escudriñarse el intelecto y el espíritu para reconocer nuestras faltas, para mi, resulta en un acto heroico de humildad.
La oportunidad recurrente de hacerme esta misma pregunta, sin la prisa del preámbulo de una muerte inminente:
“¿Hago lo suficiente?”
Y más aún, contestársela a alguien que no me lo ha cuestionado…voluntariamente entregando toda mi vulnerabilidad, mi humanidad…
La oportunidad de reconocer con humildad aquello que necesito dejar, para HACERLO MEJOR…
Y no importa cuántas veces recite a conciencia la misma lista de “pecados”, siempre tendré la oportunidad de pausar y preguntarme una y otra vez..
~¿Hago lo suficiente?~
…para luego emprender con esperanza un nuevo arranque, hacia el intento de hacerlo mejor…
servir mejor,
usarme mejor,
darme más y mejor;
…un acto de humildad y admisibilidad que me sana, me redime y me renueva…
…hasta el dia de mi muerte…