Cuando intentaba ser poeta
Ver el amarillo radiante de Amanda Gorman, me revolcó las emociones y el recuerdo de mi amor y gran respeto por el verso. Hace unos meses comencé este proyecto reflexionando en mis sueños de niña entre ellos, escribir. https://questingpr.com/childhooddreams/
Irónicamente, nunca he sido muy amante de la lectura…difícil pensar en que exista un escritor exitoso que no lea… aunque hoy en día todo es posible…
Sin embargo, en mi camino, la magia de escribir, ha estado más en su poder sanador, que en la esperanza de que alguien algún día me lea… Claro que deseo compartir mi reflexion en este viaje…pero para mi…
La belleza de escribir descansa en el poder de LEERME, descubrirme y entenderme, en el don de la palabra.
Esta medicina natural se estrenó en mí, siendo apenas una niña, sin ningún entendimiento científico acerca de la psiquis humana. Sencillamente, siempre allí estaban una libreta y un bolígrafo al alcance, en medio de un torbellino de sentimientos típicos de aquella edad. Conservo montones de libretas que son mi historia…un tesoro…
Las leo, me río, lloro, me recuerdo, me conozco y me desconozco, me extraño, me entiendo, me pasmo, me inflo de nostalgia y de alegría, a veces de bochorno y también de orgullo…
…me amo por encima de todo.
Con los años, fuí alejándome, pero siempre lo añoro.
LA QUESTion hoy es sencilla: ¿Cuál es tu magia sanadora? Si te hace falta una, intenta escribir…
Y COMPARTIMOS VERSOS...
Fuiste soñando de angustia a penuria
y te alzaste en vuelo de ángel
que se desplumó en amargura.
Yo soy tu espejo.
En mi se reflejan todos tu versos.
Vivieron en tí mis sueños.
Tu sentiste estrellas.
Yo vivo luceros.
Tu amaste al río,
como yo amo al cielo.
Nuestras almas callaron silencios.
Sin sentir vergüenza, amamos sin freno.
En ti se fundieron corazón y río.
En mi, arden en llamas los secretos y el miedo.
Fuiste libre y esclava del amor, del deseo.
Tu serás eterno misterio.
Desnudabas vida en intensos versos.
Tú y yo nos dibujamos en hojas al viento.
En majestusa forma desahogamos tiempo,
y nos vistió de poeta
un don del cielo.
Anita-1992...a mis 17 años